Primeros gobiernos
Bajo el mandato británico, Nueva Zelanda fue originalmente parte de la colonia de Nueva Gales del Sur, pero en 1841 se convirtió en una colonia aparte. En 1840, Hobson seleccionó a Okiato como la capital, pero un año después tuvo que trasladar la sede del gobierno a Auckland. En un principio, los maoríes se encontraban deseosos de comerciar con los colonos y muchos iwi se hicieron ricos. En las décadas de 1860 y 1870, el aumento del número de inmigrantes y de los conflictos sobre la tierra, llevaron a la Guerra de las Tierras de Nueva Zelanda, que terminó en la pérdida y la confiscación de muchas propiedades maoríes.
En 1852, se creó un gobierno representativo para la colonia, luego de que el Reino Unido aprobara la Ley Constitucional de Nueva Zelanda de 1852. En 1854, el primer parlamento de Nueva Zelanda se reunió, y para 1856 la colonia se volvió efectivamente autónoma con la creación de un gobierno responsable de todos los asuntos nacionales distintos a la legislación local. El control sobre la política nativa pasó al gobierno colonial hasta mediados de la década de 1860.
En 1863, Alfred Domett realizó una propuesta para trasladar la capital a una localidad en el estrecho de Cook, al parecer debido al temor de que la Isla Sur pudiera formar una colonia separada. Varios comisionados de Australia (elegidos por su condición de país neutral) opinaron que Wellington era la ciudad adecuada debido a su puerto y su ubicación central, y en 1865, el parlamento se reunió oficialmente por primera vez en aquella localidad. En 1893, el país se convirtió en la primera nación del mundo en conceder a todas las mujeres el derecho al voto.