Tratado de Waitangi
Debido a la naturaleza sin ley del asentamiento europeo y del creciente interés francés por el territorio, en 1832 el gobierno británico envió a James Busby como representante británico hacia Nueva Zelanda. Busby no pudo llevar la ley y el orden a la colonia europea, pero sí pudo supervisar la introducción de la primera bandera nacional el 20 de marzo de 1834. En octubre de 1835, tras un anuncio por el que impedían la soberanía francesa, la efímera nación de las Tribus Unidas de Nueva Zelanda envió la Declaración de independencia de Nueva Zelanda al rey Guillermo IV del Reino Unido, pidiéndole protección.
Los continuos disturbios y la acción legal de la Declaración de independencia, llevaron a que la Oficina Colonial enviara al capitán William Hobson a Nueva Zelanda para reclamar la soberanía de la Corona británica y negociar un tratado con los maoríes. El Tratado de Waitangi se firmó en la Bahía de Islas el 6 de febrero de 1840. Aunque la redacción se hizo apresuradamente, y la confusión y los desacuerdos aún rodean su traducción, el tratado es generalmente reconocido como uno de los documentos fundadores del país y es considerado por los maoríes como una garantía de sus derechos. En respuesta al intento de la Compañía de Nueva Zelanda por establecer un asentamiento independiente en Wellington y la «compra» de tierra en Akaroa por parte de colonos franceses, Hobson declaró la soberanía británica sobre la totalidad del territorio neozelandés el 21 de mayo de 1840, pese a que todavía circulaban algunas copias del Tratado. Con la firma del Tratado y la declaración de soberanía, el número de inmigrantes, especialmente los que provenían del Reino Unido, comenzó a aumentar.